10 nov 2012

Entendiendo la ex-Yugoslavia

Desde el 24 de octubre estoy explorando la ex-Yugoslavia. Estuve apenas una noche en Croacia (Osijek), y luego entré a Serbia, donde pasé tres noches en Novi Sad y diez en Belgrado, la capital. Ahora mismo estoy en Sarajevo. No vine aquí en bicicleta, sino que decidí dejarla en el hostal en Belgrado (Hostelche - el mejor hostal que conozco!) puesto que Sarajevo no me quedaba de paso, y quería venir unos días.

Belgrado, la elegante y ecléctica capital serbia

Cada día me gusta más esta región, con su historia tan fascinante como complicada, con sus heridas de guerra tan recientes (hace 20 años la ex-Yugoslavia era un gran campo de batalla), con su gente amistosa, generosa, estoica. No cabe duda que esta es una Europa muy distinta de aquella en la que empecé mi viaje. Ya no es la Europa de la prosperidad, la tierra de oportunidades que atrae migrantes de todo el mundo, la tierra del "Estado de Bienestar" donde los habitantes cuentan con generosos derechos sociales. No, aquí en los Balcanes la vida es más difícil, más parecida a la vida en México. La gente con frecuencia emigra a Europa occidental, EUA o Canadá en busca de oportunidades. Y sin embargo la región es de una singular belleza natural y cultural que en gran medida no ha sido descubierta por el turismo de masas.

Eslovenia, Croacia, Serbia, Montenegro, Bosnia y Herzegovina, Macedonia y Kosovo son hoy en día naciones-Estado independientes, pero hasta 1991 todas ellas formaban parte de Yugoslavia (la independencia de Kosovo aún no es reconocida por un gran número de países, entre ellos Serbia, Rusia y China, pero de facto Kosovo funciona como una nación independiente). A partir de 1991 Yugoslavia se comenzó a desintegrar, pues Eslovenia, Croacia y Bosnia-Herzegovina declararon su independencia respecto al gobierno de Belgrado. Rápidamente estallaron conflictos armados entre los distintos grupos étnicos de estos países, particularmente entre serbios, croatas y musulmanes (bosniacos, o bosniaks). La guerra en Eslovenia terminó en 1991, pero en Croacia, Bosnia-Herzegovina y Serbia la guerra duró hasta 1995. En total, más de 130 mil personas murieron en las guerras yugoslavas, el mayor conflicto armado en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial.

Cementerio musulmán en Sarajevo, capital bosnia. Las colinas
que rodean las ciudad están plagadas de cementerios donde
yacen miles de víctimas de la guerra (1992-95)
Durante las guerras yugoslavas, la limpieza étnica -el intento de expulsar a un grupo étnico de una zona o región, a menudo usando la violencia- fue sistemática, sobre todo en Bosnia y Herzegovina (ByH) donde habitaban serbios, croatas y musulmanes (bosniacos). Pero en Croacia y Serbia también la hubo. La limpieza étnica generó cientos de miles de refugiados, cuyo único crimen fue pertenecer a cierto grupo étnico. Pero además hubo masacres. En particular, en Srbrenica, en el noreste de Bosnia-Herzegovina, las tropas de la Republika Srpska (la entidad serbia dentro de ByH) masacraron en 1995 a unos 8 mil bosniacos, en un acto que más tarde sería clasificado como genocida por la Corte Criminal Internacional. Durante 1995, en parte gracias a la acción concertada (aunque quizá tardía) de la ONU, la OTAN y la CE, se logró la paz en ByH, Croacia y Serbia, pero para entonces la región ya estaba en ruinas.

Pero sólo tres años más tarde estalló la violencia otra vez, ahora en Kosovo (entonces una región al sur de Serbia), cuando los albaneses kosovares (que conformaban la mayoría de la población de esa región) decidieron declarar su independencia de Serbia. La guerra en Kosovo terminó en 1999 con la intervención, otra vez, de la OTAN, que bombardeó Belgrado. Kosovo pasó a ser una región autónoma gobernada provisionalmente por una entidad de las Naciones Unidas. En 2008, Kosovo declararía unilateralmente su independencia, la cual fue reconocida por las naciones occidentales pero no por Serbia ni por otras potencias.

Mezquita en Sarajevo, una ciudad donde católicos, cristianos
ortodoxos, musulmanes y judíos han vivido hombro con hombro
por al menos seis siglos. Ojalá la violencia que finalizó en 1995
no se vuelva a repetir.

No es mi intención jugarle al historiador en estas líneas, tampoco pretendo entender los detalles de las guerras yugoslavas. Todo esto es tremendamente complicado, y obviamente es algo muy reciente y plagado de controversias. Pero sí creo que es importante tener un panorama, aunque sea muy general, de lo que ocurrió. Varios grupos étnicos vivieron juntos en esta región por mucho tiempo, no sólo durante Yugoslavia -fundada primero en 1919 como "Reino de Serbios, Croatas y Eslovenos"- sino incluso antes, durante los cinco siglos en que el Imperio Otomano dominó los Balcanes (de fines del S.XIV a fines del S.XIX). Esta convivencia de distintos grupos étnicos en un mismo país, combinada con el crecimiento del sentimiento nacionalista y xenofóbico en todos ellos (intolerancia o incluso odio hacia los otros grupos), fue la mezcla explosiva que facilitó el estallido de la violencia.

Hablar de la guerra puede ser muy difícil todavía para mucha gente en la ex-Yugoslavia, incluso para jóvenes que no la vivieron, y uno tiene que tener mucho cuidado para no ofender a alguien con algún comentario ignorante. Inclusive hablar del idioma puede ser difícil, toda vez que lo que antes era una misma lengua (serbocroata) hoy en día se ha fragmentado en idiomas distintos (aunque mutuamente inteligibles): serbio, croata y bosniaco.

En fin, me fascina esta región, y creo que es una pena que la mayoría de los viajeros desprecien los Balcanes para ir a los mismos lugares trillados de Europa occidental y central. Los Balcanes ofrecen una enorme riqueza cultural y natural, y sus habitantes realmente necesitan la derrama económica del turismo. En países como Bosnia el desempleo es superior al 40%. La comida, la arquitectura, la música y los rasgos de las personas evidencian el encuentro de Oeste y Oriente, del mundo europeo cristiano y del mundo islámico. Los precios son los más razonables del Viejo Continente. Y creo que, aunque las tensiones entre los grupos étnicos de la región aún persisten, hay razones para ser optimistas: hoy los Balcanes disfruta la paz, es una región mucho más pacífica y segura que México y que la mayoría de los países latinoamericanos. La integración con Europa ocurre rápidamente: Croacia ingresará a la UE en 2013, Eslovenia ya lo hizo en 2004, y Serbia y Montenegro son ahora candidatos oficiales. Aunque las economías regionales aún están muy rezagadas respecto a Europa occidental, los signos de nueva prosperidad están por todos lados. Y creo que el turismo podría crecer exponencialmente y transformar para bien la región. Pero eso sí: hay que recordar que en estos países todo mundo fuma, y fuman en cualquier lado! Esa es mi única queja...


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