De vez en cuando, al llegar a una ciudad pongo mi bici bajo resguardo y meto a un armario mi indumentaria de ciclo-viajero para convertirme, aunque sea por unas horas, en un backpacker como cualquier otro. Eso fue lo que hice en Praga, durante cuatro días. Si miran un mapa de Europa, se darán cuenta que, en mi recorrido de Alemania a los Balcanes (y luego Estambul) Praga no me quedaba "de paso". Visitar Praga implicaba desviarme unos cuantos cientos de kilómetros -lo más rápido hubiera sido cruzar el sureste de Bavaria, luego seguir el río Danubio a través de Austria. No obstante ello, siempre había querido visitar Praga, y la República Checa me intrigaba como nación, así que decidí anteponer mi curiosidad viajera a la practicidad. De la frontera alemana, tuve que pedalear dos días enteros para llegar a Praga, pasando la noche en Bor y Zdice.
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Hostel Mango, en Praga, y su servidor |
En Praga me hospedé en el Hostel Mango. Los hostales en este país, como los precios en general, son mucho más bajos que en Europa occidental. El hostal costaba entre 250 y 300 coronas la noche -es decir, 11 a 12 Euros, que son entre 180 y 200 pesos mexicanos. En Francia, Alemania, Bélgica y Holanda los hostales rondaban los 20 Euros, algunos incluso más. Así que ese es un gran atractivo de la R. Checa! Yo diría que los costos son entre 30% y 50% más bajos que en Alemania (comida y alojamiento).
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La plaza del viejo mercado, una de las más bellas de Praga (y de Europa) |
Bueno, sobre Praga: ¿qué les puedo decir? Es una ciudad bellísima, pero totalmente saturada por turistas. Caray, yo visité en octubre, que ya no es temporada alta, y aún así era difícil transitar por su centro histórico sin chocar contra otros turistas! De día y de noche, los turistas parecen salir de todos lados. La ciudad tiene muchos encantos, pero están geográficamente concentrados en unos cuantos kilómetros cuadrados. Cuatro barrios concentran al 95% del turismo: el distrito del castillo (Hradčany), la "ciudad menor" (Malá Strana), la ciudad vieja (Staré Město, incluyendo Josefov, el barrio judío) y la "nueva" ciudad (Nové město). Pongo "nueva" porque era nueva en el siglo XIV, cuando fue creada por el rey Carlos IV. (Hay otros dos barrios - Vinohrady y Žižkov- que son turísticos principalmente de noche).
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Vista de la Ciudad Menor (Malá Strana) de Praga,
desde el castillo |
En los cuatro barrios turísticos nada es genuino. Es decir, nada es como era antes, hace 20 o 25 años, a excepción de las fachadas de los edificios y quizá el piso que hoy pisan los visitantes. Los negocios son totalmente turísticos. Los restoranes no cocinan lo que los checos comen, sino lo que creen que los turistas quieren comer (los praguenses que no trabajan en el sector turístico evitan el centro de la ciudad). Las tiendas de souvenirs -ah, esto es lo mejor- no venden las artesanías checas (existen todavía, en un país que ha sido tan industrial desde hace tanto?) sino las artesanías que las hordas de turistas extranjeros esperan encontrar. Y como muchos turistas creen que la República Checa es una versión light y occidental de Rusia, esperan encontrar... matryoshka! Es decir, las muñecas rusas de madera, que salen una dentro de la otra! Y en efecto, muchos negocios en el corazón de Praga las venden. Es una especia de juego donde los empresarios turísticos locales intentan venderle a los extranjeros lo que los extranjeros esperan encontrar en un país del cual saben tan poco. (¿Quieren hacer enojar a un checo? Pregúntenle: (1) ¿Cuándo se independizó la República Checa de la URSS?, (2) ¿Cuál es la capital de Checoslovaquia?, (3) ¿El checo es un dialecto del ruso, o simplemente es ruso escrito con el alfabeto romano? Si no entienden por qué son absurdas estas preguntas, deben repasar sus lecciones de historia europea!).
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Un restorán que proclama, en letras brillantes y en inglés,
que sólo es un "restorán típico checo", seguramente no lo es |
En resumen, Praga es una ciudad hermosa, pero ha sufrido la misma suerte de otras ciudades pequeñas pero con gran atractivo turístico: en su afán de maximizar su sector turístico, se va diluyendo su esencia, y se van volviendo ciudades turísticas genéricas. Como la mezcla de turistas extranjeros es más o menos parecida en destinos de este tipo (los turistas de Europa occidental, EUA, Canadá, Australia y Japón constituyen el 90% del total) la oferta turística también es similar. Siempre hay "Irish pubs", siempre hay restoranes que ofrecen una versión diluída y americanizada (o simplemente occidentalizada) de la comida local, siempre hay letreros en inglés por doquier, etc. Es un poco cruel decirlo, pero creo que los destinos turísticos como Praga corren el riesgo de volverse parodias de sí mismos, como ya le ha pasado a varios destinos mexicanos (piensen en Cancún y en todos los negocios que viven, esencialmente, de venderle a los turistas los estereotipos y prejuicios de Mexico que ya traían al llegar). Y si bien estoy muy contento de haber visitado Praga, creo que la visita me sirvió para constatar que lo que más disfruto de este viaje no son las "grandes ciudades", con sus mil y un monumentos y torres góticas y fachadas renacentistas... sino la autenticidad de los pueblos y de las ciudades que quizá no tengan tantos "atractivos turísticos", pero que le permiten a un viajero apreciar la vida tal y como es, tal y como la viven los locales.
Fuera de Praga, la República Checa es un país donde los mexicanos tenemos que balbucear palabras en alemán para darnos a entender, porque el alemán es su primer idioma extranjero y no el inglés. Fuera de Praga, he disfrutado el reto lingüístico que se manifiesta al llegar a cada hostal, cada hotel, cada restorán y cada supermercado. Tener que estudiar, día con día, las frases en checo de mi pequeño phrasebook de bolsillo. Fuera de Praga, en definitiva, hay más emoción, más aventura, precios más bajos, y la oportunidad de explorar la República Checa tal y como es.
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Me gustan los lugares donde tengo que usar a fondo
este librito para darme a entender... es decir, toda la
República Checa excepto Praga |
¿Lo mejor de Praga? La gente del hostal. Sigo creyendo que los hostales son hoy en día el único tipo de establecimiento comercial en el que regularmente convive gente de todo el mundo, en su mayoría jóvenes, sin otro afán que el de establecer amistades y salir a explorar juntos el destino en cuestión. En el hostal hice amistades, con quienes salí a explorar la vida nocturna de la ciudad. La única forma de hacer llevadera la experiencia de visitar lo que es, para todo fin práctico, una trampa turística, es compartirla con amigos.
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Charles Bridge, saturado de turistas día y noche |
También tuve el privilegio de contar con un guía checo, de quien aprendí mucho sobre la historia y cultura tanto de Praga como de Bohemia y la República Checa. Stanislav, a quien conocí en Bruselas, me dio una visita guiada del centro de Praga y compartió conmigo su opinión respecto al turismo en Praga (es con base en ella que elaboré la lista de las tres preguntas para irritar a un checo, que puse arriba). Después de Praga, me dirigí hacia el sur a casa de Stanislav, en la ciudad de České Budějovice. Pero esa ya es otra historia, de la cual escribiré próximamente....
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Stanislav, mi amigo checo y mi guía privado de Praga! |