23 ago 2012

Explorando Normandía

¡Qué raro es llegar a un país en ferry! Y más aún, cuando uno viaja en bicicleta. La rampa del ferry desciende lentamente hasta alinearse perfectamente con el muelle, y los autos comienzan a descender. Los ciclistas vamos al final. Pero luego hay justicia: en la fila para pasar el control migratorio, las bicis pueden rebasar a los autos que forman filas de cientos de metros. Así pues, tres minutos luego de descender del ferry llegué a la caseta de migración. El oficial, obviamente acostumbrado a ver pasaportes franceses y británicos (o en todo caso europeos), me pregunta si necesito visa. Le digo que no, pero tiene que constatarlo en algún lado... luego regresa y me entrega mi pasaporte. "C'est tout?""Oui". Yo, que había impreso montones de estados de cuenta bancarios, pólizas de seguro de viaje, y demás documentos para probar que sólo estoy viajando, nunca imaginé que entrar a Francia fuera así de fácil. Comencé a pedalear, di vuelta en una glorieta y constaté que, en efecto, ya había ingresado a Francia y con ello ya era absolutamente libre dentro de toda la Europa occidental y central (de aquí hasta Serbia no volveré a pasar por ningún control migratorio). Este simple hecho, combinado con la emoción de estar en un nuevo país (e inmerso en otro idioma y otra cultura) me hizo tremendamente feliz. 

Listo para abordar el ferry en Portsmouth!
Llegué al hostal (auberge de jeunesse) de Cherbourg. Días atrás, había logrado realizar una reservación vía email en mi muy rústico francés (en la universidad llevé cursos de francés, pero luego de graduarme dejé de estudiarlo y practicarlo). Con algunos titubeos, le indiqué a la recepcionista que tenía una reservación, le di mi nombre y, para mi sorpresa, entendió todo muy bien. Esta fue la primera conversación que sostuve en francés en mucho, mucho tiempo. Desde entonces, prácticamente todas mis conversaciones con franceses han sido en ese idioma. Los franceses, en general, esperan que los extranjeros hablen cuando menos un poco de francés, y sólo recurren al inglés cuando de plano no hay de otra (lo cual es bueno para quienes desean practicar su francés, como yo).

Vista de Cherbourg desde el ferry. La rampa se alinea con el muelle,
los autos descienden, luego las bicis, ¡y uno está en Francia!
En mi habitación conocí a Nicolás, un bretón que también acababa de llegar a Cherbourg en ferry procedente de Irlanda, a donde fue de vacaciones. Abogado de formación, Nicolás trabaja en una escuela de agricultura en un pueblo cercano a Caen, llamado St. Pierre sur Dives. Luego de cenar, Nicolás y yo salimos a dar una vuelta por el centro de Cherbourg -era viernes en la noche. A pesar de lo rústico de mi francés, pudimos conversar un buen rato. Gran fortuna, la mía: ojalá siempre, al llegar a un país nuevo, pudiéramos encontrar un amigo y suavizar nuestra inmersión en la otra cultura. Al día siguiente, Nicolás y yo fuimos a dar una vuelta por las playas y acantilados cercanos a Cherbourg, en su auto. Luego me dejó en el hostal de Cherbourg y él emprendió el retorno St. Pierre sur Dives.


Nicolás, amigo francés a quien conocí en el hostal de Cherbourg

En total estuve tres noches en Cherbourg, durante las cuales puse en marcha la estrategia de "inmersión total": hablar francés, escuchar francés (la radio, la televisión, en conversación) y leer francés (comprar periódicos y revistas). Cherbourg, en sí, no tiene tanto chiste -es una ciudad portuaria importante pero creo que fue severamente dañada durante la 2a Guerra Mundial. Pero al tercer día volví a montar el sillín de la bicicleta y me dirigí hacia el sureste: hacia las playas del Día D, donde las tropas aliadas desembarcaron aquel 6 de junio de 1944 para liberar a Europa occidental, en las garras de la Alemania nazi. Dicen que en Historia las cosas casi nunca son en blanco y negro, pero en este caso sí lo son: las tropas aliadas (principalmente EUA-GB-NZ-Canadá-Australia-Francia Libre) liberaron a Francia y al resto de Europa occidental, creando con ellos lazos de amistad que perduran hasta nuestros días (los países de Europa del Este no corrieron con la misma suerte -sus -"liberadores" soviéticos tenían otros planes para ellos).

Abundan los memoriales del Día D, pequeños y grandes, a lo largo
de las 5 playas del desembarco (Utah, Omaha, Gold, Sword y Juno).
El Día D es quizá la maniobra militar más espectacular, exitosa y arriesgada de todos los tiempos. En unas cuantas horas, 6 mil embarcaciones procedentes de Gran Bretaña desembarcaron en las costas de Normandía, con más de 120 mil hombres a bordo. Otros 24 mil hombres fueron lanzados en paracaidas la noche anterior, para preparar el terreno para el desembarco (imagina, por un instante, ser lanzado en paracaidas, en plena oscuridad, en territorio nazi!). Los aliados lograron engañar a los nazis, haciéndoles creer que el desembarco sería más al norte, cerca de Calais (para ello utilizaron, incluso, un ejército de tanques inflables de hule!). Entre más aprendo del desembarco en Normandía, más me asombro de la astucia, inteligencia y valentía de las tropas aliadas. 

Cementerio americano, en Omaha Beach (Colleville-sur-Mer)

Batería alemana capturada en Día D (Longues-sur-Mer)

Pero bueno, es imposible ver todos los memoriales y visitar todos los museos del Día D (y de verdad hay tantos!). Después de visitar algunos, decidí que ya había visto suficiente, y que mi lección de Historia se podía dar por concluida. Proseguí mi camino al este, acampando primero en Isigny-sur-mer y luego en Bayeux. Han oído de la conquista normanda de Inglaterra? Es una historia fascinante. Guillermo el Conquistador (William The Conqueror, o Guillaume le Conquérant) se llevó 6 mil de sus mejores hombres a reclamar el trono inglés (en esa época aún no se habían unificado las coronas de Escocia y Gales... no existía tal cosa como trono británico) a su adversario Harold Godwinson (último rey anglo-sajón de Inglaterra). El chiste es que esta historia está plasmada en el famoso Tapiz de Bayeux que, como se puede intuir, está en exhibición en el pueblo homónimo. El tapiz mide más de 60 metros de largo por 50 cm de alto, y su objetivo era educar a la población (analfabeta) sobre la hazaña de su rey. No dejan tomar fotos, pero vean esta que tomé de Wikipedia:

La historia de la conquista normanda, en tapiz

Además del tapiz, Bayeux es un pueblo muy atractivo, con una impresionante catedral gótica y muchos edificios medievales. Estuve dos noches ahí, hospedándome en el camping municipal. Por dos noches, pagué sólo 13 euros! Durante el día, salí a pasear con mis objetos de valor, y dejé todo lo demás en mi tienda. Así le hace todo mundo aquí (y los franceses son campistas entusiastas). Llevo 3 noches consecutivas acampando, de modo que he logrado reducir costos (y liberado más dinero para comer en restoranes). Cada vez duermo mejor en mi sleeping bag, y cada vez soy más eficiente para instalar y desinstalar la tienda.

Ubicación de mi tienda... enfrente de los baños!

Galette complète... Queso, huevo y jamón. 

Catedral de Bayeux

Catedral de Bayeux, por dentro
 Bueno, ahora estoy en Caen. Creo que estaré aquí 2 noches. Después voy a ir hacia el este, tengo ganas de hacer un tour de 3 días siguiendo el itinerario "Calvados Classic" que propone Lonely Planet en su libro Cycling France. Calvados es una región famosa por la producción de cidra y del licor homónimo (a partir de la fermentación de manzana). Creo que voy a seguir pedaleando por el noreste de Francia, cerca de la costa, para luego visitar Bélgica, Holanda y Alemania.

En Caen también tienen "EcoBici"... de hecho, este sistema
fue inventado en París, luego imitado en muchas ciudades
Ya superé los 3500 km de viaje!


2 comentarios:

  1. Te admiro por dormir en una casa de campaña mientras haces ejercicio de alto rendimiento durante el día. Yo he sido una payasa y cuando duermo en catres o literas, la paso fatal. Por otro lado, se ven súper interesantes las travesías que has ido eligiendo, el escenario del Día D debe ser una pasada. Seguí tu consejo y fui a Nürnberg, y en efecto valió la pena. Que todo siga saliendo tan bien!

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    1. Le he ido agarrando el gusto a acampar! En Gran Bretaña sólo acampé unas 5 o 6 veces, pero en Francia lo estoy haciendo con mayor frecuencia. También se debe al hecho de que los sitios de camping franceses son increíblemente fresas: en el que estoy ahora hay jacuzzi, sauna, alberca, restorán, baños y regaderas impecables y con calefacción. Y por supuesto, incluso hay WiFi! Todo esto por 12 euros la noche. Así, no es tan difícil acampar. Por cierto, qué bien que te gustó Nuremberg! Yo creo que también voy a pasar por ahí..

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