Pues no, no he podido escribir mucho en las últimas semanas. De hecho, no he escrito nada. He estado muy ocupado con un proyecto que ha consumido casi la totalidad de mis días: cruzar Gran Bretaña de sur a norte en bicicleta, de Land's End en Inglaterra a John O Groates en Escocia. Escribo estas líneas desde un hostal en Edimburgo, Escocia. Ya me falta poco. He pedaleado 1140 kilómetros, y me faltan poco más de 600, o sea 7 días más en el sillín. Pero falta lo más difícil: cruzar las Highlands de Escocia,
las montañas Grampians, que son las más altas de toda Gran Bretaña. Y si algo he aprendido en estos 13 días de pedalear intensamente, es que las montañas pueden complicar muchísimo las cosas. Pedalear 120 kilómetros en terreno plano es cosa fácil, sólo es cuestión de invertir 6 o 7 horas. Pero escalar 300 metros verticales en tan solo unos kilómetros puede ser un suplicio... Y en las Highlands, los ascensos en un día son de hasta 600 metros. Bueno, mejor ni pensar en eso ahora mismo -ya llegará la hora! Y de cualquier modo, es inevitable y no hay nada qué hacer, sino aplicar una cantidad bestial de energía y tomar descansos cuando el cuerpo los pide.
El inicio
Los primeros días fueron difíciles. En particular el primer día. Realmente no me preparé físicamente para este viaje, y he pagado el precio. El 23 de junio recogí mi bicicleta de una tienda en Londres (
Mosquito Bikes en Islington -se las recomiendo ampliamente si un día planean hacer ciclismo en Gran Bretaña) y en seguida tomé un tren hacia
Penzance, una pequeña ciudad en el extremo suroeste de
Cornwall, que es el condado más austral y occidental de Inglaterra. Llegué a Penzance a las 6 de la tarde, y a esa hora pretendí dirigirme, pedaleando, a un campamento (campsite) ubicado a unos 10 km al oeste de la ciudad. Vaya mala idea. Llovia, hacía viento, y yo no tenía mapas. A mi celular se le acabó la pila, así que ni siquiera tenía Google Maps. Además, las calles de Penzance resultaron ser de una inclinación brutal, para la cual yo no estaba preparado. Cuando logré salir de la ciudad, me di cuenta que no tenía la más remota idea de dónde estaba el campsite, aparte de la información que ya mencioné (10 km al oeste). Luego de 2 horas, tras haber recorrido 20 km en medio de una tormenta, totalmente empapado, volví a Penzance y busqué un hotel. Encontré uno bastante mediocre, llamado Carlton Hotel, cuyo dueño pretendía hacerme un favor al permitirme hospedarme en su propiedad. Pero en ese momento ya nada importaba, yo sólo quería un baño caliente y una cama donde dormir. Creo que aún alcancé a ver los minutos finales de un juego de la Eurocopa y acabé comiendo comida pseudo-Thai en un restorán que atendía una mesera de Ucrania.
Al día siguiente inició formalmente la aventura -el viaja ciclista de Land's End a John O Groates. Land's End está 16 km al oeste de Penzance, y John O Groates está a casi 1700 km de distancia. Es la ruta que cruza la totalidad de Gran Bretaña, de norte a sur y de oeste a este. El 24 de junio yo estaba listo para comenzar este recorrido. Pero llegar al punto inicial -a Land's End- fue una aventura que yo no tenía planeada. Básicamente, estaba exhausto apenas al salir de Penzance. La primera colina casi me deja tendido sobre el asfalto. Me maldije por no haberme preparado físicamente. Tuve que empujar la bici para subir una, dos, tres colinas. Cuando me quedaba apenas 1 km para llegar a Land's End, un par de jóvenes peatones me miraron, sonrieron y dijeron "You are almost there!", creyendo que estaba completando el viaje desde John O Groates! Tan cansado y descompuesto me veía, aún antes de llegar al punto de salida.
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En Land's End, donde todo inició el 24 de junio |
Ese día recorri 65 km y llegué a un pueblo llamado Camborne, en Cornwall. Los últimos kilómetros fueron durísimos, y otra vez tuve que empujar la bici en las subidas. Un ciclista local llamado Melvin me vio, perdido y agotado, y me preguntó si tenía dónde hospedarme. Le dije que no. Me dijo cómo llegar al hotel más cercano. Le di las gracias y se fue. Tres minutos después, Melvin volvió, y me dijo que me acompañaría al hotel para garantizar que pudiera encontrarlo. Nos llevó 15 o 20 minutos pedalear o caminar hasta un hotel Premier Inn, que resultó ser bastante más caro de lo que yo esperaba. Pero no había de otra: era el primer día y estaba cansadísimo. Creo que dormí 10 horas aquella noche, y al despertar aún me dolían las piernas.
Los días siguientes las cosas mejoraron gradualmente. Mi cuerpo se acostumbró bastante rápido a la rutina ciclista: levantarme, bañarme, desayunar, pedalear tres horas, almorzar, pedalear otras tres o cuatro horas, cenar, dormir. Si el primer día sólo pude pedalear 65 km en ocho horas, al día siguiente logré recorrer 62 km en la mitad de tiempo. El tercer día pedalée 86 km, y el cuarto 113 km. Desde entonces, he mantenido un promedio diario de 85 km, que es una cifra razonable (equivale a pasar entre cinco y seis horas en la bicicleta cada día). Las colinas y montañas me siguen costando trabajo, pero sé que con una combinación de esfuerzo y descansos breves es posible superarlas.
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Entrando a Escocia el 5 de julio, luego de cruzar Inglaterra |
Pedalear a través del campo y de los pueblitos es una actividad muy placentera. La bicicleta y el cuerpo humano están en armonía entre sí, pero también con la naturaleza. Las bicicletas no ahuyentan a las ovejas, a las vacas, a las cabras y a otros animales comunes en esta isla. Las bicicletas son silenciosas: en caminos poco transitados, el único ruido que se oye es el de los pájaros y el de las ramas de árboles que mece el viento. Pedalear cinco o seis horas al día puede parecer mucho pero no lo es: la mayor parte del tiempo uno va disfrutando los paisajes, pensando en cualquier cosa, decidiendo dónde comer o dónde hospedarse. Creo que es un estilo de vida más sencillo y disfrutable de lo que a algunos les parece.
Lo que sigue
El próximo sábado 14 de julio espero llegar a John O Groates en Escocia. Será el fin del inicio. Luego vendrá la 2a etapa: pedalear de vuelta al sur de Inglaterra, esta vez recorriendo la costa este de Gran Bretaña. Luego tomaré un ferry a Francia e iniciaré la 3era etapa: pedalear de algún punto en Francia (donde sea que me deje el ferry) a Estambul, cruzando la mayor parte de Europa occidental, central y oriental.
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